Juan Bautista Adsuara fue un escultor castellonense formado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. En 1916 comienza a trabajar en los talleres del sacerdote Félix Granda, dedicándose a la imaginería, hasta que en 1920 monta su propio taller. En 1923 obtiene el Primer Premio de la XVI Bienal de Venecia y al año siguiente consigue la Primera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes con un yeso titulado Piedad, que se adquiere para el Museo Nacional de Arte Moderno. En 1929 le otorgan el Premio Nacional de Escultura con dos alegorías Las Artes y Las Ciencias que actualmente decoran la fachada del Ministerio de Educación y Ciencia situado en la Calle Alcalá de Madrid.

En 1932 obtiene la cátedra de Dibujo de ropajes y del natural de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, cubriendo la vacante de Julio Romero de Torres. Durante la Guerra Civil se preocupa por el expolio que estaba sufriendo el patrimonio, y es nombrado delegado Oficial de la Junta de Protección del Tesoro Artístico de Castellón, salvando importantísimas obras de arte religioso. En el 38 es trasladado a Barcelona, donde se depositaron algunas de las obras más importantes del Museo del Prado, que posteriormente fueron llevadas a Ginebra.

Académico de la Real Academia, cubriendo la vacante de Mariano Benlliure, es desde 1958 hasta 1963 director de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Antes de su fallecimiento donó toda la obra que conservaba en su estudio de Madrid a la Diputación Provincial de Castellón, y hoy se exhiben en el Museo de Bellas Artes de dicha ciudad.

Adsuara forma parte, junto con otros artistas, de la denominada “Generación valenciana post Benlliure”. Pretendían renovar la escultura, pero sin crear una Escuela, cada uno lo hacía según su entender, aunque manteniendo su conexión con el clasicismo. Rechazan el estilo impresionista de Benlliure, escultor detallista de formas decimonónicas. La escultura en bronce de la Colección de Arte Cajamar, Desnudo con cántaro, deja clara esa tendencia, así como su interés por las formas y los volúmenes. Busca la belleza logrando un equilibrio entre la naturaleza y la expresión.

Entre sus obras destacadas encontramos la famosa Cuadriga que remata la cúpula del Edificio de Seguros La Aurora en el céntrico Paseo de Recoletos de Madrid, la decoración escultórica de la iglesia del Espíritu Santo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas o los relieves del altar de España en la iglesia de la Dormición de Jerusalén.