Un delicado paisaje de la primera etapa del pintor, intelectual y político español Aureliano Beruete. Doctor en Derecho por la Universidad de Madrid y diputado en Cortes en el breve reinado de Amadeo I de Saboya, figura entre los que votaron en asamblea general la Primera República Española (1873). Su amor por las Bellas Artes le llevó a estudiar pintura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con el catedrático de paisaje Carlos Haes, acudiendo al Museo del Prado como copista.

Beruete y Haes realizaban continuas excursiones por España pintando el paisaje cotidiano sin más aderezo que su propia belleza. Durante el verano de 1877, fecha de la obra de la Colección de Arte Cajamar, pinta directamente del paisaje sin retoques de estudio. Ese mismo año funda junto con intelectuales de la talla de Giner de los Ríos o Nicolas Salmeron presidente de la Primera República Española, la Institución Libre de Enseñanza. Sus paisajes reflejan la realidad de un país en declive que necesitaba una regeneración.

En 1878 obtiene una tercera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes con la obra Orillas del Manzanares. Viaja a Paris y de la mano de Martin Rico se introduce en la Escuela de Barbizon, movimiento de pintores franceses especializados en el paisaje. Su estudio directo de la naturaleza los lleva a una representación más realista del paisaje intentando alejarse de los ideales del romanticismo. Este movimiento influyó notablemente en el resto de la pintura francesa del siglo XIX, especialmente en los impresionistas.

En 1898 publica con gran éxito su monografía sobre Velázquez, y un año después se inaugura en el Museo del Prado la sala dedicada a este pintor con la selección realizada por Beruete. Su paleta es de clara influencia velazqueña, y de una pincelada más precisa o académica evolucionó hacia trazos más fluidos próximos al impresionismo. La generación del 98, grupo de escritores que combatían política y artísticamente la decadencia de España, encuentra en los austeros paisajes castellanos de Beruete la esencia del país.

Afamado coleccionista, poseyó entre sus obras el dibujo preparatorio de la Sibila de Miguel Angel, que hoy se conserva en el Museo Metropolitano de Nueva York, así como trabajos del Greco, Goya o Zurbarán. Al fallecer Beruete su gran amigo Joaquin Sorolla organizó en su palacete de Madrid, actual Museo Sorolla, la primera gran exposición antológica del artista. Sus obras forman parte de la colección del Museo del Prado o del Museo Carmen Thyssen Málaga.