Darío Álvarez Basso nace en Venezuela, pero con tres años se traslada con su familia a Galicia, tierra natal de su padre. Estudia en los talleres del Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde instala su estudio, aunque pasa largas temporadas en Francia e Italia, y viajando por diferentes países africanos. Gracias a la beca Fullbright se afinca en Nueva York, continuando con lo que el mismo llama “nomadismo vital”. Abstracto y matérico, su estilo, influenciado por autores como Tàpies o Millares, se ha afianza en los años noventa, con referentes geográficos, arqueológicos, religiosos o antropológicos. El Suelo lunar de la colección Cajamar, de plena madurez, es una magnífica muestra de su aplicación empastada de la materia, donde esta y su relación con el color son la base de la obra.